miércoles, 29 de abril de 2009

Primerizos.


Cuando una mujer queda embarazada por primera vez tiene una doble sensación: el orgullo y la fuerza interior de llevar una vida dentro suyo, la confirmación de su feminidad y fertilidad, y por otro lado, los miedos y ansiedades acerca de esta nueva etapa, la mujer a su vez se siente frágil y necesitada de atenciones y cuidados.


“El temor a la pérdida del embarazo incrementa la ansiedad y los requerimientos de cuidados personales.
La mujer se siente por un lado muy madura por haber sido capaz de engendrar a un hijo. Pero a la vez se siente insegura y dependiente. El hombre al asumir el papel de protector puede cuidar hasta la exageración a su mujer o por el contrario sentirse agobiado e irritado.


No hay que llegar a extremos y debemos escucharnos.


Ambos padres deben lograr estar lo mas tranquilos posible, disfrutar del mágico poder de la creación. La sabiduría organísmica es la mejor consejera. La mujer debe descansar cuando su cuerpo se lo pida y por qué no darse esos gustitos llamados “antojos” que, aunque tienen bastante mala fama, muchas veces son necesidades de nutrientes o vitaminas que el organismo solicita de esta forma.


El embarazo es un tiempo de espera y por qué no, también de aprendizaje. Aprendizaje sobre cómo cambia la vida, cómo cambian prioridades y proyectos.


Esta nueva personita pronto a llegar a nuestro hogar acapara nuestras atenciones desde su gestación, reformulándonos nuestra existencia.


A disfrutar de esta bellísima etapa de la manera mas sana posible, viviendo a pleno cada instante y sin esperar ni cargar al futuro hijo con nuestros deseos o ansiedades…sólo preparándonos para recibirlo con todo el amor del mundo y creando un espacio familiar sano donde pueda desarrollarse feliz y en libertad.


miércoles, 22 de abril de 2009

Problemas Escolares






LOS PROBLEMAS ESCOLARES, DE CONDUCTA, DE SOCIABILIZACION DE LOS NIÑOS, SON SOLO UNA CONSECUENCIA DE LA EDUCACION, ATENCIÓN Y DE LOS ESTIMULOS QUE LES FUERON DADOS.HAGAMONOS GARGO, TODOS.

QUE ANTE CONDUCTAS ESPERABLES DE HIPERACTIVIDAD O FALTA DE ATENCION SE MEDIQUE A NUESTROS PEQUEÑOS NO ES LA SALIDA.
NO HAY SOLUCIONES MAGICAS.

RESPONSABILIZARSE POR LA FALTA DE TIEMPO, POR LA FALTA DE DIALOGO, Y TOMAR CARTAS EN EL ASUNTO, ESO ES LO QUE DEBE HACERSE…

DISCOVERY KIDS PARECE SER MAS FACIL, PERO DEBEMOS APAGAR LA TELEVISIÓN Y COMENZAR A COMPARTIR MOMENTOS CON NUESTROS HIJOS, SALIR A JUGAR A LA PLAZA, O EN CASA ARMANDO HISTORIAS CON MUÑECOS…OFRECERLE TODO LO QUE LES AYUDE A COMUNICARSE, A SOCIALIZAR Y A DEJAR VOLAR LA IMAGINACION.

TRATAR DE ESTAR MAS, Y HABLARLES MAS, Y MOTIVARLOS: MENOS TELE, MAS PALABRAS, CUENTOS, JUEGOS Y DIBUJOS CON ELLOS.

EXAMINAR LOS FACTORES DE TENSIÓN EN CASA, ACOMPAÑARLOS EN SUS DEBERES ESCOLARES, AUMENTANDO EL NIVEL DE DIVERSIÓN EN LAS TAREAS PARA HACERLAS MAS LLEVADERAS...SON ALGUNAS DE LAS OPCIONES MAS EFICACES.

DURANTE LOS PRIMEROS AÑOS DE VIDA, ES SABIDO QUE LOS CHICOS SON “ESPONJAS” ABSORBEN TODO LOS QUE LOS RODEA, APRENDEN LO BUENO Y LO MALO.

QUÉ MEJOR QUE ESTAR A SU LADO GUIANDO ESTE HERMOSO PROCESO DE DESARROLLO?

“La imposibilidad de rendirnos a las necesidades del bebé, tiene una razón de ser, en la medida en que nosotras mismas provenimos de historias primarias de carencias afectivas y desamparos; la conciencia y el trabajo sobre nosotras mismas pueden producir verdaderos lazos de amor y generar una revolución vincular.”    (Laura Gutman -terapeuta familiar y escritora- de “Crianza, violencias invisibles y adicciones”

Imagen: www.hijosconsalud.com

jueves, 16 de abril de 2009

Fobias Infantiles


Según la edad, los niños pasan de los miedos a daños físicos a miedos de carácter social. Los más pequeños tienen miedos a seres imaginarios, ruidos fuertes, al daño físico, a la oscuridad, separación de los padres, a la escuela, animales, mientras que los adolescentes padecen más temores a hacer el ridículo, al fracaso escolar, a ser observado, al aspecto físico, a las relaciones sociales, a la muerte, etc. La edad nos indicará si su miedo es o no consecuente. De todas formas, aunque ese miedo sea propio de la edad, no debe jamás ignorarse ni ridiculizarse. Tampoco sobreproteger al niño cuando aparezca el miedo, pues ello le llevaría a pensar que existe un peligro real respecto a lo que él siente.
Lo más conveniente es:
- hablar con el niño
- detectar su miedo
- enseñarle a dar el valor real que éste puede tener
- así como maneras de disminuir su ansiedad cuando esté próxima la situación desencadenante.
- no deben forzar al niño a enfrentarse al objeto o situación que causa su temor, pues ello puede hacer aumentar su angustia y su temor.
Fobias EspecíficasEn los más pequeños, la ansiedad puede traducirse en lloros, berrinches, parálisis o abrazos.
El miedo a los animales y a otras situaciones ambientales es particularmente frecuente, teniendo un carácter a menudo transitorio cuando aparece en la infancia. El diagnóstico de fobia específica no puede asegurarse a no ser que estos temores den lugar a un deterioro significativo de sus actividades (por ej., resistencia a ir a la escuela por temor a encontrarse con un perro en la calle).
Entre los factores que predisponen a la aparición de fobia específica cabe citar los acontecimientos traumáticos (como el ser atacado por un animal o quedar atrapado en un lugar pequeño y cerrado), observación de otros individuos que sufren traumatismos o muestran temor (presenciar caídas desde grandes alturas o personas que se asustan en presencia de ciertos animales) y transmisión de informaciones (repetidas advertencias paternas sobre los peligros de ciertos animales o reportajes periodísticos sobre accidentes).
Fobia socialEn los niños las fobias sociales pueden tomar forma de lloros, tartamudez, parálisis, abrazos o aferramiento a familiares cercanos y abstención de mantener relaciones con los demás hasta llegar incluso al mutismo. Los niños mayores pueden mostrarse excesivamente tímidos en los ambientes sociales, eludir los contactos con los demás, rehusar participar en juegos de equipo y mantenerse al margen en las actividades sociales, procurando aferrarse siempre a sus familiares de mayor edad. También es posible que exista una disminución de su participación en clase, negativa a asistir a la escuela o evitación de las actividades adecuadas para su edad. Para realizar el diagnóstico de fobia social en un niño, es necesario haber demostrado que sus capacidades para relacionarse socialmente con sus familiares son normales y han existido siempre, y que la ansiedad social aparece también en las reuniones con individuos de su misma edad y no sólo en cualquier interrelación con un adulto.
Miedos evolutivos normales:Edades Miedos0 a 1año Llanto ante estímulos desconocidos
2 a 4 años Temor a los animales
4 a 6 años Temor a la oscuridad a las catástrofes, y a los seres imaginarios
6 a 9 años Temor al daño físico o al ridículo por la ausencia de habilidades escolares y deportivas
9 a 12 años Miedo a los incendios, accidentes, a contraer enfermedades graves. Aparece temor a conflictos graves entre los padres o al mal rendimiento escolar.
12 a 18 años Temores relacionados con la autoestima personal (capacidad intelectual, aspecto físico, temor al fracaso) y con las relaciones sociales.
-Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders, 4° Edition Revised (DSM-IV TR). American Psychiatric Association. American Psychiatric Press, 2000.-Kaplan and Sadock's Synopsis of Psychiatry, 9° edition. Lippincott Williams & Wilkins Press, 2003.-http://www.cyberpadres.com/-http://www.psicoactiva.com/ : Lic. M. Elízabeth González Montanerx
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jueves, 9 de abril de 2009

Lugar de la madre


Muchas veces es difícil para las madres saber cuáles son los límites que debe poner a su hijo y en qué momento. Básicamente la idea de castigo está errada.
Los niños no aprenden en base a castigos, el “chirlo” no es comprendido ni sirve como advertencia, aunque así muchos lo crean.
Es sabido que la recompensa, los elogios promueven conductas adecuadas, pero la reprimenda puede ser contraproducente ya que el niño puede interpretarla como falta de cariño, abandono y esto puede acarrear depresión o estrés infantil.
No se debe alertar al hijo con un posible “desamor”, sino que simplemente debe explicársele las causas por las cuales cierta actitud podría ser nociva.
Procuremos hablar con ellos, explicarles lo que está bien y lo que está mal; especialmente indagar el por qué de su accionar; ayudarlos a encontrar el camino, guiarlos desde el acompañamiento y la empatía.
Hay que tener en cuenta el juego, ya que éste es su forma de manejar la realidad, a través del juego, el niño es activo, puede decidir y hacer justicia. Como ejemplo, podríamos contar el caso del nene que habiendo sido maltratado por un mayor, luego imita esa conducta agresiva, poniéndose él en ese rol, haciéndole lo mismo a un amiguito.
El juego es fundamental para un desarrollo sano, una infancia feliz.
Debemos ser partícipes de esta actividad, aunque resulte difícil a veces tomarse el tiempo y tratar de entender, de compartir. La televisión e Internet no suplen el maternaje.
El ritmo de vida de las madres modernas con sus variadas obligaciones: además de madres, esposas, trabajadoras inmersas en un mundo capitalista que no da respiro: es duro, pero debemos comprender que la infancia es el momento cumbre en la vida de una persona, donde se forja nuestra personalidad, donde cada acontecimiento será definitivo en la conformación de un adulto sano y feliz.

“Un niño elástico, quiero decir móvil, en movimiento, un niño en el que varíen las expresiones de la boca, del gusto, de la mirada, de la atención auditiva, de los murmullos, un niño que toma, lanza, toquetea cosas, haciéndolo de acuerdo con sus propias necesidades, un niño que a medida que crece, juega a hacer las cosas que ve hacer e inventa otras; que satisface sólo las necesidades de su cuerpo, come cuando tiene hambre, se asea porque es agradable, sabe entregarse solo a sus ocupaciones pero prefiere aún más jugar con los otros niños de su edad, que se siente en seguridad cuando hace todas estas cosas, con una madre vigilante, pero no angustiada, ni demasiado severa ni demasiado permisiva, una madre que no es la esclava de su hijo y que no convierte a éste en su muñeco o en su perrito faldero, una madre que el niño ve reír, que oye cantar, que se siente feliz con otras personas que no son él mismo sin descuidarlo ni exigir más de él cuando ella ésta en compañía que cuando está sola... pues bien, ese es un niño juicioso que se desarrolla bien, un niño feliz, con alegría de vivir, que se desarrolla como debe desarrollarse, con sus particularidades propias que deberán ser respetadas.”(Dolto, F. “¿Tiene el niño derecho a saberlo todo?”. Paidos.)

Imagen : http://www.flickr.com/photos/luaidril/

lunes, 6 de abril de 2009

El niño deseado.


“Muchos padres programan a sus hijos de la misma manera en que programan la compra de una máquina de lavar o un aparato de televisión; desgraciadamente se llama a estos hijos hijos deseados”
(Francoise Dolto. p. 9)


-Aquel niño que se desea, es a quien recibimos con amor, mas alla de toda planificación.
Aquel que vendrá a ocupar su lugar en el mundo, y que será él mismo por él mismo, más alla de nuestros deseos y expectativas.
Su destino no es suplir nuestra necesidad de paternidad, sino el de ser quien deba ser; eso es lo que hay que entender.
Somos encargados de acompañarlos, apoyarlos y amarlos, y sobre todo, de ESCUCHARLOS.
Desde su gestación, ya en el vientre materno, percibirá nuestras ansiedades, nuestros miedos y nuestro afecto o descontento y con todo ello cargará desde ese momento, por siempre.
No subestimemos su sensibilidad al otro, sus sentimientos, sus necesidades. Abandonar el egoismo y dejar de desear, de cargar a esa personita con nuestros caprichos, y dejarlo SER.
Único e irrepetible.-
“Deben aceptar ustedes que se les reproche algo en el futuro; por el momento, su hijo desvaría o comete desatinos porque ustedes mismas desempeñan a la vez los papeles del padre, de la madre y hasta del propio hijo al poner sus ambiciones personales en el lugar de las del niño que todavía han de descubrirse. Hay que amar a los hijos tales como son y no querer en lugar de ellos” (Dolto, p.97).

Citas del Libro:
Dolto, F. (1982). Tener hijos/3. Niño deseado, niño feliz. Buenos Aires: Paidos.